Hemoterapia: Qué es y riesgos que presenta

La hemoterapia consiste en la extracción de la sangre de una o varias personas para su utilización en la mejoría de un paciente. La recolección de la sangre precede al análisis y procesamiento para poder dejarla lista para ingresar al organismo de quien la necesita.
La hemoterapia es recurrente para la recuperación de sangre en casos de accidentes, para su uso durante cirugías o para ayudar a tratar enfermedades sanguíneas como la leucemia o la anemia.
Para que la hemoterapia sea efectiva y no presente riesgos, se debe analizar la compatilibdad de la sangre y que no presente enfermedades.

¿Qué es la autohemoterapia?

La autohemoterapia consiste en la extracción de sangre de la vena para después aplicarla en el músculo del glúteo o brazo, esto en la misma persona.
Con la autohemoterapia se busca la activación del sistema inmunitario y así poder contrarrestar alergias, diabetes, asma, esclerosis y otras enfermedades, supuestamente.
Lo anterior se logra aumentando el combate a la sangre que fue apenas inyectada y estimulando a las defensas naturales del cuerpo contra las posibles enfermedades que se tengan en ese momento.
Al no tener los estudios suficientes, la autohemoterapia puede contraer riesgos a la salud todavía no establecidos con claridad.
Cabe señalar que esta práctica no tiene reconocimiento de salud oficial.

Diferencias entre hemoterapia y autohemoterapia

En primer lugar, se debe señalar que la hemoterapia es una práctica médica utilizada hace décadas que busca compensar la sangre pérdida o dar tratamiento a enfermedades que tengan afectación en este componente, como el cáncer o la hemofilia.
En la hemoterapia se puede utilizar la sangre de manera íntegra o sólo el plasma o las plaquetas. Es decir, la hemoterapia busca mejorar la estabilidad hemodinámica, los trastornos de coagulación, la capacidad de transporte de oxígeno, etc., a partir de transfusiones de sangre.
Por otro lado, la autohemoterapia consiste en la extracción de la sangre por medio de la vena de una persona, para luego ser regresada por medio de un músculo, ya sea del glúteo o el brazo.
La práctica de la hemoterapia tiene como finalidad la activación del sistema inmune gracias a la incorporación de la misma sangre.
Por lo tanto, la primera es un método que se aplica para el tratamiento de enfermedades y apoyo en la mejoría de pacientes. El segundo también busca aliviar enfermedades, pero de una forma que no está todavía avalada por organismos de salud.

Riesgos de la hematología

En toda transfusión sanguínea existen los siguientes riesgos:

  • Transmisión de agentes infecciosos.
  • Reacciones febriles, es decir, la manifestación de fiebre.
  • Aloinmunización, que es el ataque de a los tejidos por el propio sistema inmune.
  • Lesión pulmonar aguda.
  • Edema pulmonar por hipervolemia.
  • Toxicidad por citrato.
  • Inmunosupresión.
  • Infecciones nosocomiales, es decir, aquellas que se dan en los hospitales.

Existen otros riesgos que pueden hablarse con el médico.

Contraindicaciones de la autohemoterapia

Según algunas fuentes, las personas que busquen inyectarse su propia sangre, no deben pertenecer a esta lista:

  • Accidente cerebrovascular.
  • Arritmia severa.
  • Complicaciones graves de dolencias crónicas.
  • Embarazo.
  • Epilepsia.
  • Exacerbación de la enfermedad mental.
  • Forma activa de tuberculosis.
  • Infarto agudo de miocardio.
  • Insuficiencia cardiovascular y renal.
  • Oncología.
  • Psicosis.

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